La Historia del Cortijo

El Cortijo del Marqués es una propiedad histórica campestre, a las afueras de Granada. Su historia, hasta el presente, se remonta demostrablemente hasta el siglo XVI. No obstante, las columnas Romanas de una de nuestras habitaciones, nos sugieren una posible historia aún más remota. Después de la reconquista de Granada en 1492, los musulmanes que permanecieron aquí fueron obligados a entregar dos terceras partes de su patrimonio a los católicos vencedores. En 1532 se efectuó el traspaso de una enorme propiedad agrícola, con varios miles de hectáreas a los pies de la Sierra de Pozuelo, al Marqués de Mondéjar, siendo en adelante conocida como Cortijo del Marqués.

El nombre completo de dicho Marqués de Mondéjar era Luis Hurtado de Mendoza, Capitán General del Reino de Granada y Alcaide de la Alhambra. Había heredado estos títulos de su padre, Iñigo López de Mendoza (El Gran Tendilla), quién tuvo un papel significativo en la conquista de Granada. Luis apoyó desde muy pronto la coronación de Carlos I, de quién se hizo buen amigo durante la luna de miel en la Alhambra del ya Emperador del Sacro Imperio Romano. Debido a su cercanía al emperador consiguió puestos relevantes, como la supervisión de las construcciones de la Catedral renacentista de Granada y del Palacio de Carlos V en la Alhambra.

A principios del siglo XIX, el Cortijo del Marqués pasó a manos de una familia local y continuó su función como grandiosa propiedad agrícola. En 1878 se construyeron la amplia capilla y la torre del cortijo, comenzando a parecerse más a un pequeño pueblo. En 1880 la capilla obtuvo los plenos derechos eclesiásticos, por medio de una bula papal sellada por el Papa León XIII.

Durante la guerra civil española, el Cortijo del Marqués se empleó para barracones por las fuerzas republicanas, y la capilla quedó dañada por impacto de un proyectil de la artillería nacional.

Hacía el final del siglo XX, el cortijo fue abandonado y se deterioró rápidamente. A pesar de su glorioso pasado, únicamente los lugareños eran conscientes de su existencia, hasta que se empezó a restaurar minuciosamente a partir del comienzo del siglo XXI. Los trabajos de restauración y adaptación para convertirlo en un pequeño hotel rural se realizaron cuidadosamente. Se preservaron muchos elementos originales y, por eso, en el cortijo todavía se respira el aire de una histórica casa señorial andaluza, hoy en día abierta para el disfrute de todo el mundo.